Es inevitable que los propósitos de año nuevo incluyan perder kilos, aspirar a una alimentación más saludable y hacer más ejercicio. Tan inevitable como acumular figuritas de Reyes Magos procedentes de los 10 roscones que nos hemos comido desde noviembre. Lo que sí podemos evitar es seguir tendencias que se alzaron en su día como axiomas y, hoy por hoy, carecen de base real e incluso juegan en nuestra contra. Te presentamos nuestra recopilación de mitos sobre dietas y te invitamos a que completes la lista contándonos en nuestras redes otros mitos alimenticios y dietiles que hayas sufrido.
El desayuno es la comida más importante del día
Puede que seas de los que hacen dieta-desayuno rollo años 80 —tostada con queso descremado, café con leche desnatada o infusión. O puede que tu propósito para perder kilos sea desayunar cereales o granolas todos los días después de levantarte a las 4 de la mañana para correr —seguro que hay una parte del infierno donde esta rutina es el castigo eterno. O quizá no desayunes, directamente. Pues bien, aunque es nuestra comida preferida del día, no está probado que sea la más importante. Escucha una vez más qué te dice tu cuerpo y no fuerces. Ahora bien, lo que fijo no le va bien a nadie por salud y para adelgazar es cenar media hora antes de irte a dormir, así que toma nota.
Del azúcar también se sale
A ver, azúcar hay en muchos de los alimentos que consumimos a diario. La cosa es intentar evitarlo en alimentos que lo portan en exceso o consumirlo a diario sin ton ni son. Ya consumes bastante azúcar sin darte cuenta así que ser consciente de dónde recortar su consumo puede ayudarte a controlar tu peso y tu salud. Prueba a rebajar la ingesta de azúcar blanco, moreno, panela y demás en tu día a día, o a suprimirlo del todo. Empieza a tomar ciertas bebidas sin azúcar, como café o infusiones —no es tan terrible, de verdad. O trata de echarte una cucharilla de azúcar donde antes te echabas dos, que es un comienzo.
Sustituir azúcar por edulcorantes artificiales para adelgazar
No es que la sacarina, muy 80s también, sea la encarnación del mal. Pero, en línea con el anterior consejo, si te tiras de los pelos por poner un poco de dulzor a tu vida, utiliza opciones naturales. Siropes naturales, miel —siempre, miel— o estevia te pueden echar un cable para pasar el mono con éxito.
Bebidas sin azúcar y desastres energéticos
Que sí, que si comparas beberte una lata de refresco con azúcar a una light, seguro que la light o zero te “engorda” menos. Pero tomar de manera regular refrescos, del tipo que sea, o peor, bebidas energéticas sin ser un triatleta, no es bueno ni para perder kilos de más ni para tu salud. Modera el consumo de estas bebidas y de alcohol. Lo que sí te va a venir de cine es beber agua: te vas a mantener hidratado, evitarás problemas digestivos e intestinales y tu piel mejorará estado “ríete-tú-de-Cher”.
Para adelgazar más y mejor, productos light
Eh… no. Que quieres comprarte unas tortitas de arroz, pues fenomenal, mejor eso además que llegar con un hambre voraz a la siguiente comida principal del día. Pero seguro que puedes pensar en sustitutivos naturales, accesibles e incluso más baratos que son light sin siquiera pretenderlo. Con lo que mola comerte una mandarina a media mañana en la oficina y que huela a cítrico toda la planta. O tener a mano unos frutos secos. Salvo piñones, que se pagan los 100 gramos como si fueran huevos de Fabergé.
Microondas ¿sí o no?
El microondas es uno de los mejores métodos de cocinado a la hora de mantener los nutrientes de los alimentos. Cocinar a alta temperatura en un corto periodo de tiempo es una manera de retener dichos nutrientes, según recientes estudios. De hecho, este electrodoméstico es probablemente el peor aprovechado en nuestras cocinas, cuando en realidad tiene muchas posibilidades y recetas rápidas y buenas por delante.
Si quieres adelgazar, olvídate de los fritos
Sí y no. Si te gusta el sabor de los fritos y quieres consumirlos de manera ocasional, incluso estando a dieta, puedes buscar otras opciones. Un horno tipo airfryer hará que no eches de menos el acabado crujiente y que consumas un plato sin o con muy poco aceite.
