El sabor elevado a la máxima potencia es uno de los tesoros más buscados en la cocina. Y muchas brújulas ya apuntan a las envasadoras al vacío. Todos conocemos el envasado desde su perspectiva de la conservación de alimentos pero, usar la envasadora al vacío como arma culinaria está ahora al alcance de todos. Y menudo arma.
Al envasar un alimento y extraer todo el aire, le estamos añadiendo un plus de sabor tras someterlo a la acción de una fuente de calor. Una técnica que puede identificarse más con la alta cocina, pero que puedes trasladar fácilmente a tu hogar con una buena envasadora al vacío.
A baja temperatura sabe mejor
Cocinar un alimento envasado al vacío a baja temperatura te llevará más tiempo de lo habitual, pero conseguirá que el calor se vaya repartiendo sobre toda la superficie del alimento al mismo tiempo. De esta forma, penetra hacia su interior de manera uniforme, manteniendo la textura y concentrando sus aromas para conseguir un resultado espectacular.
La técnica de la cocción
La cocción a baja temperatura se suele hacer a temperaturas que oscilan entre los 65°C y los 100°C, según los productos. Aunque generalmente se suelen cocinar entre 65° y 85°. Una vez envasado el alimento, puedes cocinarlo al baño maría con termostato o en tu horno a vapor.
Cada cosa a su tiempo y a su temperatura
No todos los alimentos necesitan el mismo tiempo de cocción, ni la misma temperatura:
- Las verduras, frutas y hortalizas, es lo que más temperatura necesita (100°), pero no requieren un tiempo más elevado al habitual en su cocción.
- Las carnes blancas, aves y algunos pescados pueden ser cocinados a 85-90°, y un poco más de la mitad del tiempo de cocción normal.
- Las carnes rojas, los asados y los salteados son los que menos temperatura necesitan. 70° será suficiente. Eso sí, necesitará el doble de tiempo del habitual.
En general, las envasadoras al vacío se han convertido en una parte más de los electrodomésticos cotidianos y podemos sacarles el máximo partido de varias formas. Nos ayudan a planificar y conservar lo alimentos de una forma mucho más operativa, pudiendo envasar tanto alimentos cocinados como crudos. Los alimentos se conservan durante más tiempo, evitamos la contaminación cruzada y mantenemos mejor sus propiedades y sabor. Y no solo eso: envasar al vacío también significa menos posibilidades de que hongos, mohos o bacterias afecten a nuestros alimentos. Una forma de luchar contra el desperdicio de comida que además nos ayuda a ahorrar en el hogar.