Sabemos que conocéis a vuestro horno al detalle, que reconoceríais sus mandos entre un millón de hornos. Pero a veces, para conseguir un horneado perfecto, hace falta algo más, algo que a veces pasa desapercibido: la técnica. Y con estos ocho sencillos pasos, conseguiréis dominarla.
Controla la temperatura
Aumentar la temperatura por encima de lo que necesita tu receta puede parecer buena idea para acelerar el proceso de horneado. Pero, lo único que conseguirás es que se reseque. Hornea siempre con la temperatura exacta, no hay prisa.
El poder del calor residual
Puedes apagar tu horno un poco (muy poco) antes de que la receta esté en su punto, así aprovecharás el calor residual para dar jugosidad en los últimos minutos de cocinado. Pero ojo, no abras la puerta.
El ventilador importa
Distribuye el aire caliente para que ninguna parte quede más horneada que otra, una uniformidad que te ayudará a conseguir la perfección.
Utensilios y menaje
Los utensilios que usemos, afectarán al resultado final. Por ejemplo, a la hora de batir los huevos u otros ingredientes, utiliza mejor una batidora. Generará más aire y dará, como resultado, una mayor textura y volumen.
Espray antiadherente
Utiliza este mágico invento para rociar tus moldes. También puedes usar mantequilla o un poco de harina.
¿Los has pesado todo?
Elaborar una receta requiere seguir al pie de la letra todos sus pasos, y respetar sus medidas. Una pesa digital de precisión será tu mejor aliada.
A temperatura ambiente, por favor
Algunos ingredientes necesitan estar a una temperatura determinada para llegar al punto óptimo de preparación. Así que, atemperar, aunque sea unos pocos minutos, te ayudará.
No a-bras-la-puer-ta
El tiempo de cocción es fundamental. Si abres la puerta para comprobar cómo va tu receta, perderás temperatura y ¡adiós horneado perfecto! El horno tiene cristal y luz interior, úsalos.