Quien más o quien menos hace café en casa, al menos una vez al día e incluso más. El problema es que muy pocos saben cómo hacer un buen café en casa o no siempre tienes las herramientas adecuadas. Si tienes una Barista, la cafetera va a trabajar para sacar lo mejor de cada grano. Pero, aunque tengas la siempre bienvenida cafetera italiana, hay básicos que hay que tener en cuenta:
Tipo de tueste del café
Lo primero que hay que procurar es que el café tenga tueste natural. Los hay más ligeros (conservan mejor un sabor genuino, por ejemplo, los 100 % arábica), medios (saborcillo a chocolate), oscuros…Y luego está el torrefacto, que es un invento del demonio, pero que no es un tipo de tueste en sí: es lo que sucede cuando añades azúcar al proceso.
El grano es importante
El café es como el vino: tan importante es el fruto como el proceso de elaboración. El café molido y envasado tiene menos sabor que el café en grano recién molido. Para hacer un buen café en casa, lo ideal es molerlo antes de hacerlo.
Controla la molienda
Un buen barista sabe que el grano de molienda es casi tan importante como el tipo de preparación que elijas. Un pequeño cambio puede alterar todo el sabor de la taza.
Básicamente, cuanto más tiempo vaya a estar el café en contacto con el agua, más gruesa debe ser la molienda. Por ejemplo, una cafetera espresso o Barista, mejor grano fino; en una cafetera italiana hay que moler el grano entre medio y fino. Si es tipo puchero: molienda gruesa.
El agua es un elemento más
Hay que tener en cuenta que el café es como mínimo 90 % agua así que la calidad y dureza de la misma van a influir en el sabor final. Hay que elegir un agua mineral o, al menos, que sea lo menos dura posible o enterrará el sabor del café.
Además, la proporción entre café y agua debe ser la correcta, la mayoría de las cafeteras tienen marcas para indicarlo o simplemente echan la cantidad de agua precisa. Una buena proporción es de 10 gramos de café para cada 120 de agua.
Calienta gradualmente el agua
Puede ser tentador calentar el agua para ahorrar un poco de tiempo pero lo más recomendable es que el agua esté templada y se vaya calentando progresivamente.
Sirve el café al momento
Hay que servir el café en cuanto se hace. El café, como la mayoría de bebidas naturales y comidas, se deteriora y pierde aromas en cuanto se procesa. Por eso, cuanto menos tiempo pase entre su elaboración y su consumo, mucho más completo y lleno de matices será su sabor.
Los añadidos no ayudan
En efecto, cualquier añadido al café, por muy tradicional que sea, va a distorsionar su verdadero sabor. No hablamos sólo de la leche condensada, el whisky, el ron, etc. sino también del azúcar.
Si ya estás acostumbrado al café con azúcar, para ser capaz de disfrutar de un buen café, reduce progresivamente la cantidad y educa al paladar y a la nariz a los sabores y aromas de un buen café sin añadidos. Puedes prescindir también de la leche o, si tienes un espumador, aprovechar para probar otros tipos de café, y así también aprender cómo hacer un buen capuccino.
Limpieza y conservación
Si quieres saber cómo hacer un buen café, no puedes pasar por alto la limpieza de la cafetera y la conservación del café, porque influyen en el sabor final. El mantenimiento regular va a impedir que se mezclen viejos posos con los nuevos granos y se altere el sabor.
En cuanto a la conservación, nunca guardes el café en la nevera. Lo mejor es que antes y después de preparar un buen café en casa dejes el café en un lugar fresco y con una humedad controlada, como una despensa o una alacena.